Nick San Palmas muestra una nueva cara de la gastronomía japonesa, tanto en imagen como en platillos. La producción del lugar te hará sentir en Nueva York. Hay que reconocer que el lugar quedó espectacular. El concepto engloba, dentro de una decoración minimalista con toques orientales que le dan un tono cálido y acogedor. Uno de los platillos especiales de la casa es el arana kara ague (cangrejo de concha suave salteado con chile serrano y cebollón, con un toque de salsa ponzu), un plato de frituras, crujiente y sumamente grasoso, en donde el sabor del cangrejo es casi imperceptible por lo salado (sientes la lengua escaldada); hasta el picor del chile y lo fuerte del cebollín se pierden entre tanta sal. Más que a jaiba sabe a charales fritos. Pero descuida, no todo está perdido… puedes pedir el sashimi blanco negro, otro de los especiales, que exime al anterior. Se trata de un atún sellado con ajonjolí blanco y negro, cuyo sabor exalta la frescura del pescado, que combina impecablemente con el toque fuerte de la cebolla morada y el penetrante, casi picante, tono del ajo tostado. La salsa ponzu y el ajonjolí solo vienen a complementar la receta con un acento entre dulce y amargo.
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